miércoles, 4 de julio de 2012

Preparando las olimpiadas

Cuando en el ambiente se respira un triunfo deportivo, si no todos al menos algunos fomentamos nuestro deporte preferido. Hoy voy a dar paso a una parte de este artículo que me parece interesante y me limitaré a daros alguna idea que sirva en el día a día de nuestra cocina. Una receta sencilla que nos ayude a cuidar nuestra alimentación de una manera sana y saludable.

Alimentación & Deporte, una combinación necesaria

(Texto Javier Ibáñez Fotografía Christopher Boffoli)
"En las olimpiadas, la diferencia entre el primer y el último clasificado en la prueba de los cien metros lisos fue de solo un 3%. ¿Influye la alimentación en esa diferencia? Los expertos creen que sí. Una dieta bien diseñada puede ayudar en ocasiones a pasar del olvido a la gloria.





Desde los antiguos juegos olímpicos hasta nuestros días cualquier práctica dietética concebible se ha utilizado para mejorar el rendimiento físico deportivo. Los escritos de filósofos y médicos de la Antigua Grecia informan de diferentes estrategias que los deportistas desarrollaban en el terreno de lo humano y lo divino, uniendo alimentación y magia, para preparar sus competiciones. Habitualmente consumían carne de animales (buey, cabra, toro, ciervo), queso fresco, trigo, higos secos, vino y brebajes especiales. 
Un deportista renombrado en aquella mitológica Grecia, citado por autores clásicos como Aristóteles Cicerón, fue Milo de Crotona. Aunque la mayoría de los relatos que nos narran sus hazañas son en clave hiperbólica, es bastante probable que se trate de un personaje histórico. Este deportista que practicaba la lucha, reconocido por su excepcional fuerza física —se dice que transportó él mismo su propia estatua de bronce hasta su lugar reservado en Olimpia—, presumía de haber obtenido la victoria en numerosos Juegos Olímpicos gracias a su alto consumo de carne. Su dieta diaria consistía al parecer en 9 kilos de carne, 9 kilos de pan y 10 litros de vino diluido con tres a cinco partes de agua. Sin embargo, para Plinio el Viejo su imbatibilidad en competición debía ser atribuirse al consumo de alectoria, una piedra que se encuentra en la molleja de los gallos viejos. Resulta llamativo constatar que hace 2.500 años el ser humano ya buscaba en las ayudas ergogénicas (“ergogénico” procede del griego ergon “trabajo” y gen “producción de”) una dosis extra de energía que le hiciera más fuerte, rápido y resistente que sus rivales".


Brocheta de cerdo y pollo

Escogí una pechuga de pollo y solomillo de cerdo, pero cualquier clase de carne puede servir para hacer esta brocheta, siempre que sirva para hacer a la plancha.

Una pechuga de pollo, un solomillo de cerdo, aceite, sal, pimientos de padrón. 

Hacer trocitos con la carne y pinchar en el pincho intercalando los trozos de pollo, pimiento de padrón y solomillo de cerdo. Poner al fuego muy fuerte la parrilla, sartén o plancha de hierro (a ser posible) y untar en aceite de oliva los pinchos colocándolos en la sartén bien caliente. Al darles la vuelta le incorporamos la sal. Con 5 minutos es suficiente. Tiene que estar hecho pero jugoso. Es preferible para asegurarnos que los pimientos estén hechos hacerlos un poco antes de pincharlos. 

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